Resulta que un día nos levantamos y pensamos que nos ha mirado un tuerto como se suele decir, pensamos que unos nacen con estrellas y otros sin más estrellaos. Nos levantamos y nos damos cuenta que el día no va a ir nada bien porque ya nos hemos dado con la pata de la cama en el dedo pequeño del pie, hemos derramado el café encima del periódico y para más inri la tostada al final nos la hemos comido quemada, cuando uno se levanta de esa guisa, perdona que te diga pero lo que le depara el día desde luego no es nada bueno. Al coche le ha costado arrancar y al trabajo hemos llegado más bien un poco tarde, cuando no has hecho más que acomodarte en el ordenador, que al final has conseguido poner las piernas de una manera en la que no se te quedan dormidas, suena el teléfono y es tu jefe llamándote que te persones enseguida en su despacho, con la cara llegando al suelo llamas a la puerta te sientas y te dice con voz profunda que ha pensado que seas el encargado de ahorrar costes en la empresa en cuanto a material oficina se refiere, que ha notado como se gasta mucho en papel en impresoras y en el resto de cosas y de seguir así se tendrán que hacer otro tipo de recortes.

Claro no sabes si te lo dice porque confía en que tú lo harás bien o te lo dice porque si no lo haces bien tú serás el primero en poner de patitas en la calle. Por supuesto el día no ha empezado con buen pie y prevés que termine de la misma manera. Ahora toca dar vueltas al asunto y ver cómo y de qué manera se puede ahorrar sin que a nadie le falte su material y te das cuenta que buscar otro distribuidor que nos ponga el material más barato será una buena solución, utilizar la tinta en color en las impresoras solo cuando sea necesario también es una buen opción, que cada uno le ponga el nombre a su bolígrafo sin tener que empezar todos los días un paquete es otra opción, y te das cuenta que al final con solo unos cuantos tips ya casi lo tienes organizado. Al final el día no termina tan mal y acaba gustándote eso de ser el encargado del material.